EL DOCTOR ISAAC GOIZ
Isaac Goiz es el creador de la teoría del Par Biomagnético, una concepción que supone un paso adelante en lo que hasta ahora se conocía sobre el uso de imanes, su colocación y su relación con el pH. Y es que con la colocación de los polos positivo y negativo de imanes naturales de especial potencia en puntos concretos del organismo interrelacionados entre sí Goiz ha conseguido aumentar los beneficios de los campos magnéticos en un amplio rango de enfermedades.
Obviamente, como ocurre con muchas otras terapias novedosas, sus
trabajos no han sido aún estudiados por otros colegas y no cuentan por tanto
con el respaldo de la llamada “comunidad científica” -una entelequia, por
cierto, que sólo existe en la mente de algunos-. Así lo reconocía el doctor J.
K. Crellin -de la Universidad de New Foundland en Cánada y especialista en
Historia de la Medicina- cuando tras conocer sus trabajos le contestó:
“Su teoría no puedo aceptarla en principio como una terapia y menos aún
certificar su efectividad a pesar del número de pacientes que usted ha tratado;
sin embargo, es digna de publicarse porque se está metiendo de lleno en un
capítulo totalmente nuevo, la Bionergética, e independientemente de los
resultados es el futuro de la Medicina y la Medicina del futuro”.
Por el momento, además de su propia experiencia clínica y la conseguida
en otros países del mundo -sobre todo en Chile-, Goiz ha contado con el aval de
la Universidad de Loja (Ecuador) a los hallazgos que describió en su obra
El fenómeno tumoral sobre la etiología y tratamiento del cáncer y la
participación de virus y otros gérmenes en su desarrollo.
Médico cirujano, mientras trabajaba en el Instituto Nacional de Neumología de México en 1970 Goiz se vio obligado -por severas deficiencias en el suministro de materiales- a trabajar con prácticas médicas alternativas o poco conocidas para él como la Acupuntura, la Auriculoterapia, la Reflexología, la Enzimoterapia y otras que le convencieron de la existencia de soluciones terapéuticas eficaces en el mundo de las denominadas terapias alternativas.
Médico cirujano, mientras trabajaba en el Instituto Nacional de Neumología de México en 1970 Goiz se vio obligado -por severas deficiencias en el suministro de materiales- a trabajar con prácticas médicas alternativas o poco conocidas para él como la Acupuntura, la Auriculoterapia, la Reflexología, la Enzimoterapia y otras que le convencieron de la existencia de soluciones terapéuticas eficaces en el mundo de las denominadas terapias alternativas.
Posteriormente, en 1988, recibiría una invitación para asistir al primer
curso sobre Biomagnetismo que organizó la Sociedad de Medicinas Alternativas de
Guadalajara (México) teniendo la oportunidad de oír hablar allí al doctor
Richard Broeringmeyer sobre terapias energéticas, la Terapia Polar y la
importancia del pH en la salud.
Un conocimiento que sería la base que terminaría dando lugar a su teoría
del Par Biomagnético.
EL PH Y LOS IMANES
Como en su día explicamos cada órgano del cuerpo -y todos sus tejidos- tienen un mayor o menor grado de acidez o alcalinidad. Algo que se conoce midiendo la concentración de hidrógeno -es decir, el potencial de hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos como pH-.
Como en su día explicamos cada órgano del cuerpo -y todos sus tejidos- tienen un mayor o menor grado de acidez o alcalinidad. Algo que se conoce midiendo la concentración de hidrógeno -es decir, el potencial de hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos como pH-.
Se trata de un dato útil porque la mayoría de las personas enfermas
tienen un exceso de iones electropositivos (toxinas, radicales libres…) que
acidifican las células, los órganos, la sangre y las secreciones. El pH normal
de la saliva de una persona con una dieta naturista libre de productos químicos
y que consume alimentos no procedentes de animales muertos es igual al de la
sangre: 7.4.
Es decir:, ligeramente alcalino (el pH neutro es de 7.0.) Sin embargo,
la mayor parte de la gente enferma tiene un pH que oscila entre 6.0 y 7.0 (de
ácido a neutro). Y cuanto más enfermos más ácido suele ser su pH. Así, las
personas con cáncer terminal o metástasis masiva tienen por lo general un pH
muy ácido (entre 5.5 y 6.0).
Son muchos los investigadores y médicos que sostienen que para buscar el
equilibrio cuando el organismo está acidificado éste hace básicamente dos
cosas: buscar las sustancias que precisa para contrarrestar los radicales
libres y expulsar del cuerpo toxinas (radicales libres y toxinas son las dos
principales causas de la acidificación).
Es decir, usa las vitaminas, minerales y oligoelementos antioxidantes
que tiene a su alcance y, paralelamente, se deshace de las toxinas a través de
las vías naturales de eliminación del cuerpo: las heces, la orina, las
mucosidades y el sudor.
Proceso de desintoxicación que cuando es intenso a veces da lugar a
problemas dermatológicos -eccemas, acné, dermatitis, psoriasis y otros
desórdenes de la piel- al salir las toxinas a través de la piel y que a veces
es diagnosticado como una “enfermedad” cuando en realidad no constituye sino la
consecuencia del rápido proceso de desintoxicación.
Y otro tanto ocurre con las llamadas enfermedades agudas o recurrentes
que no serían en muchos casos sino la consecuencia de las disfunciones que
produce en tejidos y órganos la carencia de las sustancias antioxidantes que el
cuerpo se ha visto obligado a extraer de ellos para combatir la acidificación
-cuestión de prioridades- algo que no habría tenido que hacer si la persona
dotase periódicamente a su cuerpo de ellas mediante una alimentación adecuada o
una suplementación inteligente.
Evidentemente si esa aportación sigue sin tener lugar durante mucho
tiempo aparecen las llamadas enfermedades crónicas ya que los tejidos y órganos
empezarían a tener carencia de las sustancias que el organismo se ve obligado a
“robarles” para combatir la acidificación y podrían producirse daños
importantes que produzcan disfunciones.
La gran aportación de Goiz para tratar de solucionar la acidificación es
el uso de la influencia de los imanes sobre el intercambio celular de iones. El
proceso de desequilibrio del pH comienza a nivel celular con el intercambio de
iones a través de la membrana celular, acción bioeléctrica que se da en todas
las células del cuerpo. Pues bien, si recogemos una muestra de sangre,
eliminamos el fluido hasta quedarnos sólo con los glóbulos rojos y acercamos un
imán podremos ver al microscopio cómo las células giran y apuntan en una
dirección.
El imán, en pocas palabras, ¡polariza los iones de las células! (un ión
es un átomo con un electrón de más o de menos).
Es más, comprobaremos que el polo Sur fuerza a los fluidos a girar en el
sentido de las agujas del reloj, aumenta la producción de iones de hidrógeno,
ofrece una carga positiva (+) de energía, acelera la actividad celular,
refuerza los componentes ácidos, estimula la producción de proteínas y acelera
el proceso de maduración.
El polo Norte, en cambio, proporciona una carga negativa de energía (-),
reduce la velocidad de la actividad celular, incrementa la alcalinidad, actúa
para sosegar o inhibir el dolor, aumenta los iones de potasio, disminuye los
iones de calcio anormales y disminuye la concentración de iones de hidrógeno.
Desde este punto de vista, pues, puede afirmarse que el principal efecto
del magnetismo en la salud es actuar sobre el ión de hidrógeno.
El caso es que Isaac Goiz decidió aplicar en la práctica diaria las
teorías de Broeringmeyer sobre la Terapia Polar del potencial de hidrógeno, el
deterioro de los órganos y los imanes. Sólo que ante la imposibilidad
tecnológica de conseguir una medición externa del pH interior de nuestros
órganos comenzó a trabajar con mediciones indirectas.
Y es que Broeringmeyer le había abierto la puerta al documentar el uso
de los tests musculares utilizados en Kinesiología para diagnosticar con
precisión el funcionamiento de las glándulas y órganos del cuerpo, un método de
diagnóstico a través del principio de “respuesta muscular inteligente” que fue
descubierto por el Dr. George Goodheart en los años sesenta.
“En 1988 -escribió Goiz- acepté que debido a la interacción de un campo
magnético de polaridad bien definida con la carga biomagnética de un órgano
éste se distorsiona hacia un pH anormal alcalino y se produce un acortamiento
del hemicuerpo derecho constatable de forma objetiva; y que, por el contrario,
el hemicuerpo derecho se alarga ante la presencia de un órgano con pH
acidótico.
Las mediciones se hacen en el hemicuerpo derecho porque el izquierdo no
sufre estas variaciones ya que es recorrido 80 veces por minuto en condiciones
normales por una corriente electromagnética generada por la actividad autónoma
del corazón y, por lo mismo, sirve como marco de referencia bioenergética para
entender e identificar los pares biomagnéticos”.
Recomendamos a quien dude de la eficacia de este tipo de tests
musculares un simple ejercicio casero: extienda hacia el lado un brazo de forma
perpendicular al cuerpo.
Pídale luego a alguien que trate de bajarlo mientras ofrece la mayor
resistencia posible y observe el grado de dificultad y resistencia. Coja ahora
con la otra mano un recipiente con un producto tóxico -por ejemplo, un frasco
de amoníaco o de lejía-, acérquelo al cuello y acto seguido realice otra vez el
ejercicio anteriormente propuesto. Comprobará que su fuerza mengua
notablemente. Y es que el campo tóxico interfiere decisivamente en su energía.
Pues bien, a partir de los métodos de diagnóstico que ofrece la
Kinesiología Goiz comenzó a trabajar sobre los efectos de los imanes en el pH y
en octubre de 1988 -trabajando con un enfermo de sida- daría con un
sorprendente descubrimiento: que en su cuerpo había dos puntos concretos que se
caracterizaban por tener distinta polaridad. Uno ubicado en la parte media del
esternón y otro en la parte distal del coxis.
A esos dos puntos -uno de polaridad positiva, el otro de polaridad
negativa- los denominaría “par timo-recto” y desde entonces identifica el
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida).
El posterior trabajo con miles de pacientes le llevaría a encontrarse
con que en la práctica totalidad de las enfermedades existen “pares
biomagnéticos”; es decir, que en cada patología existe un campo magnético
propio con sus polos “norte” y “sur” -como en una pila-.
Y con tiempo y paciencia identificó todos esos polos. Es más,
descubriría que el desequilibrio de esos campos magnéticos da origen a la
aparición de patologías concretas. Según Goiz el polo positivo -que se genera
por exceso de H+ (iones de hidrogeno)- tiende hacía la acidificación y da lugar
a la presencia y desarrollo de virus. Por su parte, el polo negativo se genera
por déficit de H+ y por la presencia de radicales libres, tiende hacia la
alcalinidad y lo que propicia es la presencia y desarrollo de bacterias y otros
gérmenes.
De hecho, a día de hoy -como en el caso de los puntos de acupuntura- la
ubicación en el organismo de esos pares biomagnéticos está ya completamente
definida. Y constatada su relación con patologías concretas. Los pares
biomagnéticos descubiertos son cerca de 250.
“El par biomagnético puede definirse -escribiría Goiz- como el conjunto
de cargas que identifican una patología y que está constituido por dos cargas
principales de polaridad opuesta que se forman a expensas de la alteración
fundamental del pH de los órganos que las soportan”.
Es decir, según Goiz cada enfermedad tiene su propio par biomagnético y
ello permite tratarla. ¿Cómo? Pues actuando sobre los polos adecuados en cada
caso mediante imanes. Luego volveremos sobre esto. Antes debemos decir que de
esa dualidad bioenergética se desprende -siempre según Goiz- otro principio
fundamental al que llamó Nivel Energético Normal (NEM) y que define los límites
bionergéticos en donde se llevan a cabo correctamente todos los procesos
metabólicos celulares de los organismos humanos en estado de salud y que, en
razón de temperatura, no pueden salirse de un grado (de 36 a 37), en razón de
su absorción electromagnética está en el orden de los 400 amstrongs y en razón
del pH está muy próximo al valor neutro de la escala convencional con una
tolerancia de apenas tres décimas en ambos sentidos.
En otras palabras, para que el organismo funcione correctamente la
temperatura del cuerpo debe estar entre 36 y 37º, el pH entre 7,1 y 7,7 y el
grado de absorción electromagnética ser de alrededor de 400 amstrongs.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Uno de los principales problemas con los que Goiz se encuentra para que sus colegas acepten su trabajo es que hasta el momento la medición de los polos biomagnéticos es de orden cualitativo e indirecto a través, como ya se ha explicado, de la combinación de tests de Kinesología e imanes.
Uno de los principales problemas con los que Goiz se encuentra para que sus colegas acepten su trabajo es que hasta el momento la medición de los polos biomagnéticos es de orden cualitativo e indirecto a través, como ya se ha explicado, de la combinación de tests de Kinesología e imanes.
Dicho esto, hay que explicar que de acuerdo a los principios de la
práctica de la terapia -fruto del trabajo de muchos años por parte de Goiz- la
mejor forma de rastrear los polos biomagnéticos (la enfermedad) es situar al
paciente en decúbito supino sobre una base firme, especialmente de madera o
material aislante para evitar interferencias con los imanes.
Se aconseja que el paciente mantenga puestos sus zapatos ya que éstos
permiten valorar el acortamiento o la elongación del miembro inferior derecho.
Una vez tumbado el paciente boca arriba se rastrean los puntos
denominados de diagnóstico. Basta colocar sobre ellos el polo negativo de un
imán y comprobar en cada ocasión si las piernas tienen la misma longitud o una
parece más corta que la otra.
Para ello se toman los talones del paciente y se levantan las piernas
unos 30° ya que así es más fácil constatar cualquier alteración. Si así sucede,
es decir, si la pierna derecha parece más corta que la otra -la diferencia
puede oscilar entre 1 y 5 centímetros- es que ese punto está alterado.
“La verdad -confiesa Goiz- es que no entendemos aún -cuando lo
entendamos se acabarán todas las enfermedades- por qué se polariza en un
instante todo un órgano hacia el lado positivo por exceso de iones, cayendo en
un estado de acidez en su totalidad y eso, a su vez, condiciona -como
consecuencia necesariamente lógica- la polarización de otro órgano en sentido
opuesto, es decir, hacia la alcalinidad por déficit de hidrogeniones y
presencia de radicales libres complejos con polaridad negativa. Aun cuando las
consecuencias finales de ambos polos son las mismas, la degeneración de la
materia, dicha degeneración es diferente en su manifestación.
En el caso de los polos biomagnéticos con polaridad positiva la degeneración
es de tipo retráctil o cicatricial y en el segundo es de lisis y dispersión del
tejido”.
Ahora, bien aunque es cierto que algunas enfermedades están relacionadas
especialmente con un par determinado, en general la gran mayoría de las
enfermedades implican más de un par biomagnético y por tanto la participación
sincrónica de distintos gérmenes, ya sea virus, bacteria, hongos o parásitos.
Sergio Córdova, director del Centro de Terapias Naturales Ohani en
Santiago de Chile y uno de los centros con más experiencia en este campo nos
confirmaría este punto: “Los alumnos de Goiz frecuentemente encuentran
alrededor de 7 pares en promedio en cada sesión (dentro de los 250 pares
posibles) pero también es cierto que comúnmente se encuentran más de una
dolencia ya sea visible o en potencia. Curiosamente al propio Dr. Goiz le salen
sólo 3 en promedio.”
Una vez encontrados los polos afectados se procede a buscar sus pares en
el dibujo donde Goiz tiene reflejados todos los pares biomagnéticos. Luego
basta colocar en ambos polos unos imanes naturales de una potencia que puede
oscilar entre los 1.000 y 50.000 gauss (son suficientes unos veinte minutos).
Según Goiz, como las cargas energéticas del par biomagnético tienen la
misma intensidad, el mismo número de partículas elementales y la misma
frecuencia bioenergética al enfrentar una carga con su polaridad contraria se
anulan -por efecto de la inducción magnética- sus potenciales respectivos. ¡Y
ello lleva a restaurar el equilibrio natural del pH de los órganos afectados!
Tras la sesión el terapeuta podrá comprobar cómo las piernas recuperan
su simetría normal levantando las piernas del paciente.
En cuanto al número de sesiones depende del tipo de dolencia así como de
su gravedad y antigüedad pero la práctica parece indicar que una secuencia
inicial de tres sesiones -una a la semana- basta para obtener una gran mejoría
en la mayoría de los casos.
“Durante dos años y medio de práctica continua del Biomagnetismo con
nuestros pacientes – nos contaría Sergio Córdova, director del Centro de
Terapias Naturales Ohani en Santiago de Chile- hemos podido constatar que la
gran mayoría de las enfermedades siguen un patrón común que comienza con la
acumulación de conflictos emocionales y/o estrés que producen una disminución
de la eficiencia del sistema inmunitario.
Esto permite que proliferen microbios -virus, bacterias, hongos y
parásitos- que están parapetados en puntos específicos del cuerpo y que se
corresponden con los distintos pares biomagnéticos. Pues bien, es en este
nivel, en el que los gérmenes se han potenciado combinándose de diversas
formas, donde el Biomagnetismo tiene su acción más visible y contundente.
A pesar de que hemos visto resultados en una amplia gama de enfermedades
de difícil tratamiento con la medicina oficial -cáncer, SIDA, diabetes,
fibromialgia, esclerosis múltiple, lupus eritematoso, artritis, psoriasis,
hepatitis, herpes, etc.- en una rápida encuesta nuestros ocho terapeutas en
Biomagnetismo refirieron notar mejores resultados en psoriasis, fibromialgia, cáncer,
diabetes y problemas estomacales y pulmonares diversos.
Un reporte curioso fue que todos ellos concordaron en haber sanado
rápidamente dolores de cabeza crónicos con el Biomagnetismo”.
IMANES Y MICROORGANISMOS
En este marco de relaciones entre cargas positivas-negativas y pH, Goiz da un paso más. Afirma que cuando estos pares se desequilibran, en el punto del par polo sur-positivo (de ambiente ácido) se encuentran determinados virus mientras que en el punto del par polo norte-negativo (de ambiente alcalino) se hallan ciertas bacterias. Virus y bacterias han sido identificados por Goiz a lo largo de su investigación y puestos en relación a través del campo magnético que forma cada par biomagnético.
En este marco de relaciones entre cargas positivas-negativas y pH, Goiz da un paso más. Afirma que cuando estos pares se desequilibran, en el punto del par polo sur-positivo (de ambiente ácido) se encuentran determinados virus mientras que en el punto del par polo norte-negativo (de ambiente alcalino) se hallan ciertas bacterias. Virus y bacterias han sido identificados por Goiz a lo largo de su investigación y puestos en relación a través del campo magnético que forma cada par biomagnético.
“De acuerdo al concepto teórico del Par Biomagnético -escribe Goiz- el
virus patógeno tiene dos elementos morfológicos: cápside y virón. El primero
con carga negativa puesto que se trata de una mucoproteína. Y el segundo con
carga positiva puesto que se trata de una porción de nucleoproteína y,
específicamente, de ADRN.
En el polo positivo se generan los virus patógenos o estructurales en su
función de virón; y en el negativo la mucoproteína que les es específica ya que
en el polo negativo o Norte las bacterias tienen pleno desarrollo y madurez y
no se ocupan de su propio metabolismo sino de hacer resonancia vibracional y
energética con los virus que les son afines y de producirles la proteína
cápside que los hacen patógenos”.
De esa manera Goiz logró establecer que entre ambos focos de virus y
bacterias existe una comunicación -en forma de ondas electromagnéticas- que
define como biorresonancia magnética y que permite una relación energética
entre dichos microorganismos de tal manera que cuando el órgano se desequilibra
se potencian su virulencia y capacidad de resistencia frente a los anticuerpos
del sistema inmune.
Siguiendo la teoría de Goiz y la relación entre el pH, la acidificación
y los microorganimos, cuando sobre los puntos correspondientes de los pares
origen de una determinada patología se colocan imanes de una fuerza superior
-de 1.000 a 50.000 gauss- el par biomagnético se despolariza y la vuelta al
equilibrio en el pH alterado supone -según la Teoría Biomagnética- una
interrupción de la retroalimentación energética entre virus y bacterias.
Esto, a su vez, produce el exterminio de los mencionados microorganismos
que pierden su sustento energético. “Al inducir a los virus campos magnéticos
superiores a 1.000 gauss -sostiene Goiz- pierden su capacidad patógena y cede
la sintomatología viral en tiempos críticamente cortos. En el caso de las
bacterias, al precisar éstas un medio alcalino para su reproducción en el
momento de su neutralización ceden en su capacidad patógena”.
Expongamos algunos ejemplos de lo que Goiz afirma haber confirmado en el
tratamiento de pacientes durante los últimos 17 años. Por ejemplo, en el caso
de la diabetes Goiz sostiene que la mayor parte son “falsas diabetes”
producidas por microbios como estafilococos aureus, Chlamydia Trachomatis,
espiroquetas, algunos virus, salmonella typhi, amebiasis intestinal
parasitaria, etc.
Que pueden originar “falsas” diabetes por diversos motivos, como el
deterioro químico de la insulina contaminada por los desechos metabólicos
tóxicos de estos gérmenes, que pueden estar en el páncreas o no. Bueno, pues
según Goiz el tratamiento adecuado con los imanes en el par duodeno-riñón
permite la alteración del nivel patógeno de los microorganismos y, por tanto,
la resolución de la enfermedad.
Por su parte, el Par Biomagnético para el tratamiento de la hepatitis B
es pleura-hígado… en el hemisferio norte. Y es que ¡la polaridad varía en
función del hemisferio de la Tierra en el que uno habite! La pleura soporta la
polaridad negativa-alcalina y el hígado la positiva-ácida; esto quiere decir
que el virus responsable de la patología se ubica en el hígado y la bacteria
que hace resonancia y lo activa en la pleura. Bien, pues el adecuado
tratamiento convertiría al paciente en un portador del virus asintomático.
Otro ejemplo: Goiz asegura tratar el Sida con magníficos resultados
mediante la aplicación de imanes en el par timo-recto. En el par positivo-ácido
(recto) se aloja el virus VIH y con él hace resonancia la bacteria E-Coli
presente en el polo negativo-alcalino (timo). Y Goiz asevera que es
precisamente la bacteria la que activa el timo causando la inmunodeficiencia
que termina por producir el conjunto de síntomas conocido como Sida. En un
organismo en el que, por el contrario, las posiciones estuvieran invertidas el
VIH se encontrará presente en un timo alcalinizado y la E-coli en un recto
acidificado… con lo que existirían alteraciones del sistema digestivo -diarrea,
gases, etc.- pero no se darían las condiciones para la aparición del síndrome.
Siguiendo con los tratamientos de Goiz, en la familia de “enfermedades”
que constituyen los distintos tipos de reumatismo, artritis o artrosis los
desechos liberados por diversos microorganismos serían los encargados de atacar
la membrana sinovial que cubre el cartílago de las articulaciones produciendo
así inflamación, luego degeneración y finalmente graves deformaciones.
Pues bien, Goiz afirma que al tratar el reumatismo articular en el par
nervio inguinal derecho-articulaciones se consigue no sólo un efecto analgésico
y una disminución de la inflamación y del tiempo de reparación de los tejidos
dañados.
Obviamente según la teoría del Par Biomagnético muchos otros
microorganismos son los causantes de enfermedades de difícil abordaje para la
medicina alopática como algunos tipos de Parkinson, Alzheimer, esclerosis
múltiple, psoriasis, etc., que estarían especialmente causadas por virus
fármaco-resistentes.
Y todos ellos pueden ser reforzados en su efectos patógenos -tal y como
sostiene también la doctora Ulda Clark- por otras sustancias tóxicas como
metales pesados -el mercurio de las amalgamas, plomo, aluminio, etc.-, algunos
conservantes, colorantes, drogas, pesticidas y otras sustancias presentes en
los alimentos industrializados.
Recordemos que la toxicidad aumenta la acidificación del órgano -el
ambiente donde mejor se desarrollan los virus- al tiempo que el desequilibrio
provoca que en el otro polo del par el ambiente progresivamente alcalino
permita la acción de las bacterias lo que, según Goiz, completa el círculo que
pone en marcha la acción tóxica de los virus.
Razón por la cual para volver al equilibrio inicial es de especial
importancia la aplicación de imanes naturales en los pares biomagnéticos.
Lo aquí expuesto no es, como el lector podrá suponer, más que una simple
introducción a la Teoría del Par Biomagnético. Es mucho lo que queda por
desarrollar: los distintos pares, los ejes magnéticos presentes en el ser
humano, la importancia de los ejes según los hemisferios de la Tierra… Todo un
campo de estudio que se abre ante quienes están interesados en la influencia de
los campos magnéticos en la salud.
Aunque lo realmente importante de la misma es que su aplicación es
sencilla, carece de contraindicaciones y es fácil de comprobar en sus
resultados.
Probablemente el
Biomagnetismo no sirva para curarlo todo pero el porcentaje de alivio y mejoría
que los pacientes experimentan es lo suficientemente notable como para
justificar su conocimiento y uso, idealmente en conjunción con otras terapias
que, en combinación con el área emocional, ayuden a elevar las defensas del
sistema inmune